domingo, 17 de octubre de 2010

Humildad que libera y transforma

Hola hermanas/os.
¿Cómo están? Yo aquí... tratando de que pensemos juntos acerca del Jesús que conocemos y vivimos. Los invito a leer varias veces –y si es posible en diferentes traducciones bíblicas- el pasaje de Lucas 7.36-50. Tómense ese tiempo... va a ser productivo: el Dios de Jesucristo, Dios de la gracia, quiere mostrarles algo propio de su esencia.

Tres personajes en la historia.
Dos de ellos –el fariseo y la mujer pecadora- separados por un evidente abismo de honor, género, posición religiosa y status social. Jesús, en el medio de ellos: acepta, valora y legitima la actitud de la mujer; acepta, expone y cuestiona la actitud del fariseo.

¿En qué yerra tanto el fariseo? ¿En qué acierta tanto la mujer? En que el fariseo se acerca a Jesús desde su supuesto merecimiento mientras la mujer lo hace desde su más desvalida vulnerabilidad.
¿Y por qué esto es un acierto? Porque sólo desde la humildad –una adecuada valoración de uno mismo- uno puede encontrarse con el Dios que se hace gracia en Jesucristo. El merecimiento propio bloquea esta experiencia liberadora y transformadora.

Pero... cuando uno se encuentra con el Dios de la gracia ¿desde dónde puede responderle? ¿Qué ofrecerle ante semejante actitud de gratuidad y misericordia? ¿Cómo proponerle algo? Al Dios que se hace gracia en Jesucristo sólo es posible responderle desde el amor.
Y esto es lo que hace la mujer: se acerca a Jesús tal cual es, se da cuenta de que no merece su aceptación y perdón, y responde desde al amor.
Y acierta.
Mucho se le ha perdonado. Mucho ama.
Abundante es la gracia de Dios para con ella. Mucho ama.
No hay fe en el Dios de Jesucristo si uno no pasa por esta experiencia radicalmente transformadora.

¿Cómo es tu vivencia al respecto? En tu vida de fe ¿saboreás y disfrutás esa gracia como un regalo impresionantemente inmerecido y a la vez liberador?

El encuentro y reencuentro saludable con el Dios que se hace gracia en Jesucristo ¿te está transformando en un ser cada vez más parecido a él?

Y en nuestras comunidades de fe ¿cómo es le Dios que vivenciamos? ¿Es posible ver reflejadas en nuestras actitudes al Dios que se hace gracia, misericordia, perdón y amor en Jesucristo?

Oro con ustedes para que así sea.

Wilfredo Weigandt
(Miembro de la Iglesia Evangélica Metodista en Cerro de las Rosas, Córdoba)

miércoles, 6 de octubre de 2010

Viviendo a la luz de la fe





"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1)






Sabes, hay muchas maneras de ver y muchas maneras de estar ciego…
Hay quienes desde su nacimiento se han visto privados del sentido de la vista y a quienes no nos ha sucedido esta experiencia nos resulta muy difícil poder imaginar lo que sería nuestro mundo sino pudiéramos apreciar formas y colores. Ahora, quienes han nacido sin el sentido de la vista han desarrollado mucho más los otros sentidos: tacto, olfato, gusto, oído y pueden “ver” con su propia claridad la realidad en la cual nosotros estamos.
También para muchos la experiencia es la de que por un accidente, enfermedad o por el paso de los años van perdiendo parcial o totalmente la posibilidad de ver y necesariamente han de prescindir de este sentido y se ven forzados a desarrollar los otros.
Además nos suele suceder a quienes vemos, que en más una ocasión lo que es increíblemente evidente queda fuera de nuestro campo visual y no tomamos contacto con esa realidad que para los demás es tan palpable.
Y debiéramos agregar según versa el dicho: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Aquí ya nos situamos en la realidad de no querer tomar contacto con diversas cuestiones que por dolorosas, críticas o comprometedoras optamos por hacemos los distraídos y hacemos cuenta de que no están...

La fe nos abre los ojos…
Aquello que de otra manera no entraba en nuestro campo visual es posible gracias a la fe. Es decir, podemos ver a la luz de la fe!
La fe como regalo (don) de Dios en la persona de Jesús nos abre la vida a un nuevo horizonte. Con lo ojos de la fe podemos ir mucho más allá de nuestras limitaciones. Estas pueden ser las grandes oportunidades para que el poder de Dios se manifieste en medio de nuestra vida pudiendo hacer grandes cosas según su propósito. Por medio de la fe los muros de Jericó cayeron, la estéril dio a luz y muchos se hicieron fuertes en medio de la debilidad…
La fe nos permite mirar las cosas de otra manera, nos concentramos en lo verdaderamente importante, sin perder el tiempo en lo que resulta estéril y sin sentido.
La fe nos hace ir más allá de lo mínimo requerido o cumplir con la ley del menor esfuerzo posible! Nos conduce a que podamos realizar parte de los sueños de Dios para nuestra vida, en nuestro tiempo y para nuestra gente en la plena seguridad de que su Gracia nos cubre y nos anima.
Los ojos de la fe nos permiten percibir el triunfo definitivo, que nos muestra Jesús desde la Cruz, del bien sobre el mal, y nos permiten también sumarnos a él y su proyecto de vida y vida en abundancia.

Vivir a la luz de la fe
Jesús a muchos ciegos les devolvió la vista poniendo sus manos sobre sus ojos. Te quiero decir que nosotros también nos podemos poner en sus manos de modo que cada día nos abra los ojos de la fe.
Al que cree todo le es posible le dijo Jesús al padre que le buscaba para que su hija sanara. Y este le dijo, sí creo ayuda mi incredulidad.

Te invito a que en este día le pidas al Señor que te ayude en tu poca fe. Te animo a que tomes la decisión de poner tu voluntad y tu vida en las manos de Dios. Y descubrirás que lo imposible para el hombre es posible para Dios!

¿Qué esperas de la vida?
¿Cuál es tu visión de la vida?
¿En qué áreas de tu vida necesitas mayor luz?
¿Qué obstáculos te paralizan?

Oración: Señor te pido que me saques del conformismo, transforma mi espíritu y corazón para que pueda recibir una visión renovada de mi vida. Y que los impedimentos que descubro sean oportunidades para que tu poder sea manifiesto.

Pensamiento para el día: “El justo por la fe vivirá”



Américo Jara Reyes (Superintentendente Segunda Región IEMA)




Octubre: mes de la Reforma


Recordamos en octubre el Día de la Reforma, aquel 31 de octubre de 1517 en el que Martín Lutero clavó sus 95 tesis para ser discutidas al día siguiente. Se toma ese día como recuerdo de la Reforma que quería que su Iglesia llevara adelante.

Si bien la historia fue diferente de lo que él esperaba, recordamos desde este blog tres bases que él nos dejó: sola Fe, sola Gracia, sola Escritura.

Los devocionales de este mes, cada uno de los tres que compartiremos, nos harán reflexionar sobre cada una de estas bases. Vivamos a la luz de la fe, de la gracia de Dios, de la Escritura que nos deja.
El Señor bendiga sus vidas. Amén.

Silvina Cardoso
Editora