miércoles, 24 de noviembre de 2010

En la Escritura encontramos Luz para nuestro camino


“…las Sagradas Escrituras…pueden darte la sabiduría que conduce
a la salvación… mediante la fe en Cristo Jesús.” II Tim. 3: 15 b
(El Libro del Pueblo de Dios)


Cuando organizamos un viaje, sea de placer, por trabajo u otros motivos, pensamos es en aquello que debemos llevar con nosotros. No podrá faltar el mapa de ruta y aún los datos que nos dan quienes ya han recorrido esos caminos pueden servirnos.
Muchas veces esos detalles nos hacen olvidar de lo más importante: la razón de nuestro viaje y el lugar a donde nos dirigimos.
En la vida nos sucede lo mismo: cuando comenzamos a desandar los caminos que el Señor nos señala, necesitamos una guía cotidiana. Dios nos la proveyó desde siempre. Su voluntad salvadora para el pueblo se puso de manifiesto en la historia. De ello da testimonio la Biblia. Su revelación se hizo concreta en el llamado a la búsqueda de la tierra de libertad brindando acompañamiento y sustento; y en Jesús como Palabra Mayor: Dios hecho ser humano.
El testimonio de quienes ya recorrieron el camino (la tradición), los datos que los viajeros anteriores registren (doctrinas), serán valiosos. Pero lo más importante, lo único que nos llevará a la meta será el reconocer a Jesús como el Camino y la guía y luz de La Palabra que nos conducen a la salvación.
Sólo la Escritura como fundamento de nuestra fe, afirmaba la Reforma. Aún cuando somos despojados de todas nuestras fuerzas nos queda esa “Palabra Salvadora que sostiene, conduce, combate y vence...” por nosotros ( D. Bonhoeffer)
“Las Sagradas Escrituras contienen todas las cosas necesarias para la salvación” afirmamos en nuestros Artículos de Fe como IEMA.
¿Es esta nuestra experiencia? ¿Nos nutrimos diariamente en Su Palabra para transitar nuestro camino?

Pastora Nelly Ritchie

domingo, 17 de octubre de 2010

Humildad que libera y transforma

Hola hermanas/os.
¿Cómo están? Yo aquí... tratando de que pensemos juntos acerca del Jesús que conocemos y vivimos. Los invito a leer varias veces –y si es posible en diferentes traducciones bíblicas- el pasaje de Lucas 7.36-50. Tómense ese tiempo... va a ser productivo: el Dios de Jesucristo, Dios de la gracia, quiere mostrarles algo propio de su esencia.

Tres personajes en la historia.
Dos de ellos –el fariseo y la mujer pecadora- separados por un evidente abismo de honor, género, posición religiosa y status social. Jesús, en el medio de ellos: acepta, valora y legitima la actitud de la mujer; acepta, expone y cuestiona la actitud del fariseo.

¿En qué yerra tanto el fariseo? ¿En qué acierta tanto la mujer? En que el fariseo se acerca a Jesús desde su supuesto merecimiento mientras la mujer lo hace desde su más desvalida vulnerabilidad.
¿Y por qué esto es un acierto? Porque sólo desde la humildad –una adecuada valoración de uno mismo- uno puede encontrarse con el Dios que se hace gracia en Jesucristo. El merecimiento propio bloquea esta experiencia liberadora y transformadora.

Pero... cuando uno se encuentra con el Dios de la gracia ¿desde dónde puede responderle? ¿Qué ofrecerle ante semejante actitud de gratuidad y misericordia? ¿Cómo proponerle algo? Al Dios que se hace gracia en Jesucristo sólo es posible responderle desde el amor.
Y esto es lo que hace la mujer: se acerca a Jesús tal cual es, se da cuenta de que no merece su aceptación y perdón, y responde desde al amor.
Y acierta.
Mucho se le ha perdonado. Mucho ama.
Abundante es la gracia de Dios para con ella. Mucho ama.
No hay fe en el Dios de Jesucristo si uno no pasa por esta experiencia radicalmente transformadora.

¿Cómo es tu vivencia al respecto? En tu vida de fe ¿saboreás y disfrutás esa gracia como un regalo impresionantemente inmerecido y a la vez liberador?

El encuentro y reencuentro saludable con el Dios que se hace gracia en Jesucristo ¿te está transformando en un ser cada vez más parecido a él?

Y en nuestras comunidades de fe ¿cómo es le Dios que vivenciamos? ¿Es posible ver reflejadas en nuestras actitudes al Dios que se hace gracia, misericordia, perdón y amor en Jesucristo?

Oro con ustedes para que así sea.

Wilfredo Weigandt
(Miembro de la Iglesia Evangélica Metodista en Cerro de las Rosas, Córdoba)

miércoles, 6 de octubre de 2010

Viviendo a la luz de la fe





"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1)






Sabes, hay muchas maneras de ver y muchas maneras de estar ciego…
Hay quienes desde su nacimiento se han visto privados del sentido de la vista y a quienes no nos ha sucedido esta experiencia nos resulta muy difícil poder imaginar lo que sería nuestro mundo sino pudiéramos apreciar formas y colores. Ahora, quienes han nacido sin el sentido de la vista han desarrollado mucho más los otros sentidos: tacto, olfato, gusto, oído y pueden “ver” con su propia claridad la realidad en la cual nosotros estamos.
También para muchos la experiencia es la de que por un accidente, enfermedad o por el paso de los años van perdiendo parcial o totalmente la posibilidad de ver y necesariamente han de prescindir de este sentido y se ven forzados a desarrollar los otros.
Además nos suele suceder a quienes vemos, que en más una ocasión lo que es increíblemente evidente queda fuera de nuestro campo visual y no tomamos contacto con esa realidad que para los demás es tan palpable.
Y debiéramos agregar según versa el dicho: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Aquí ya nos situamos en la realidad de no querer tomar contacto con diversas cuestiones que por dolorosas, críticas o comprometedoras optamos por hacemos los distraídos y hacemos cuenta de que no están...

La fe nos abre los ojos…
Aquello que de otra manera no entraba en nuestro campo visual es posible gracias a la fe. Es decir, podemos ver a la luz de la fe!
La fe como regalo (don) de Dios en la persona de Jesús nos abre la vida a un nuevo horizonte. Con lo ojos de la fe podemos ir mucho más allá de nuestras limitaciones. Estas pueden ser las grandes oportunidades para que el poder de Dios se manifieste en medio de nuestra vida pudiendo hacer grandes cosas según su propósito. Por medio de la fe los muros de Jericó cayeron, la estéril dio a luz y muchos se hicieron fuertes en medio de la debilidad…
La fe nos permite mirar las cosas de otra manera, nos concentramos en lo verdaderamente importante, sin perder el tiempo en lo que resulta estéril y sin sentido.
La fe nos hace ir más allá de lo mínimo requerido o cumplir con la ley del menor esfuerzo posible! Nos conduce a que podamos realizar parte de los sueños de Dios para nuestra vida, en nuestro tiempo y para nuestra gente en la plena seguridad de que su Gracia nos cubre y nos anima.
Los ojos de la fe nos permiten percibir el triunfo definitivo, que nos muestra Jesús desde la Cruz, del bien sobre el mal, y nos permiten también sumarnos a él y su proyecto de vida y vida en abundancia.

Vivir a la luz de la fe
Jesús a muchos ciegos les devolvió la vista poniendo sus manos sobre sus ojos. Te quiero decir que nosotros también nos podemos poner en sus manos de modo que cada día nos abra los ojos de la fe.
Al que cree todo le es posible le dijo Jesús al padre que le buscaba para que su hija sanara. Y este le dijo, sí creo ayuda mi incredulidad.

Te invito a que en este día le pidas al Señor que te ayude en tu poca fe. Te animo a que tomes la decisión de poner tu voluntad y tu vida en las manos de Dios. Y descubrirás que lo imposible para el hombre es posible para Dios!

¿Qué esperas de la vida?
¿Cuál es tu visión de la vida?
¿En qué áreas de tu vida necesitas mayor luz?
¿Qué obstáculos te paralizan?

Oración: Señor te pido que me saques del conformismo, transforma mi espíritu y corazón para que pueda recibir una visión renovada de mi vida. Y que los impedimentos que descubro sean oportunidades para que tu poder sea manifiesto.

Pensamiento para el día: “El justo por la fe vivirá”



Américo Jara Reyes (Superintentendente Segunda Región IEMA)




Octubre: mes de la Reforma


Recordamos en octubre el Día de la Reforma, aquel 31 de octubre de 1517 en el que Martín Lutero clavó sus 95 tesis para ser discutidas al día siguiente. Se toma ese día como recuerdo de la Reforma que quería que su Iglesia llevara adelante.

Si bien la historia fue diferente de lo que él esperaba, recordamos desde este blog tres bases que él nos dejó: sola Fe, sola Gracia, sola Escritura.

Los devocionales de este mes, cada uno de los tres que compartiremos, nos harán reflexionar sobre cada una de estas bases. Vivamos a la luz de la fe, de la gracia de Dios, de la Escritura que nos deja.
El Señor bendiga sus vidas. Amén.

Silvina Cardoso
Editora

jueves, 23 de septiembre de 2010

Dios habló




"Sucedió que cuando Juan los estaba bautizando a todos, también Jesús fue bautizado; y mientras oraba, el cielo se abrió 22 y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma visible, como una paloma, y se oyó una voz del cielo, que decía: -Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido". "Cuando ya el diablo no encontró otra forma de poner a prueba a Jesús, se alejó de él por algún tiempo". Lucas 3:21-4:13.







El cuarto de Daniela, mi sobrina adolescente, estaba tapizado de textos bíblicos, pegados de diferentes formas, colores y tamaños. Cuando le pregunte a ella a qué se debía, me dijo: "Para recordar lo que Dios me habló, tía".

Creo que ella entendió mejor que yo lo que Jesús pasó al comienzo de su ministerio. En Lucas 3:21 Jesús recibe la confirmación audible de quien es él y seguramente escuchada por otros que estaban con él y lo recuerda cuando Satanás lo cuestiona. En dos oportunidades le dice: “si de veras eres hijo de Dios…”(4:3,9) ¡Qué importante fue recibir esta afirmación al comienzo de su ministerio! "Tú eres mi hijo amado en quien me complazco.” Jesús recordó y creyó que su identidad estaba en ser hijo porque Dios, el Padre lo había dicho.

Cuando el mismo espíritu de Dios lo lleva al desierto, sin comida y agua, por cuarenta días, ¿qué recuerda Jesús allí? Recuerda la voz del Padre y las palabras de los profetas que había leído y conocía desde su infancia, Jesús en tres oportunidades cita lo que conocía: las escrituras. Moisés y el éxodo, el desierto, los cuarenta años, la falta de pan, adoración de otros dioses, todo esto está detrás de las tentaciones de Jesús en estos cuarenta días. Jesús no escuchó al enemigo, ni dialogó con él, el enemigo intenta distraerlo, ofrecerle los reinos sin pasar por la cruz.

¿A quién creer al fin del día? Dios está entre nosotros en medio de tentaciones y dolores ¿o no? No sólo alcanza con leer la Biblia sino conocerla, creerle y obedecerla como Jesús lo hizo. Para Jesús estaba escrito en la palabra de Dios y eso era suficiente. Porque Dios habló, Jesús tuvo claridad de quién era hijo y estaba disponible a su Espíritu donde Él lo llevara. Participaba en la sinagoga siempre que podía.

Imité a mi sobrina y puse en la heladera textos bíblicos que consuelan y desafía y me recuerdan a la familia que pertenezco. En medio de tantas voces, Dios nos sigue hablando ¿a quién escucharemos?

Que el Dios de Jesucristo nos anime a leer y creer en su Palabra.

Para reflexionar:
¿Tenés textos en las paredes o en la heladera de tu casa?
¿Qué libros de la Biblia no has leído?
¿Estás participando en un grupo de estudio bíblico?
¿Qué textos te ayudan a recordar que sos hijo/hija del Dios de Jesucristo?


Silvia Chaves
(Iglesia Evangélica Metodista en Bernal – Prov de Buenos Aires)

martes, 14 de septiembre de 2010

La oración como búsqueda permanente

"Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallareis; llamad y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá".
Lucas 11: 8-9 (RVR 1960)



En el Evangelio de Lucas encontramos este pasaje, después que Jesús les ha enseñado a sus discípulos la oración universal de todos los cristianos: el Padrenuestro.
Cuando empecé a caminar con el Señor no tenía una experiencia fuerte y vívida de la oración. Para mí la oración era un momento en el culto, pero no una continua comunicación con el Padre. Esto lo fui aprendiendo en el camino, fui aprendiendo a pedir, a escuchar, a confiar, a llamar y a buscar…
Este pasaje me permitió entender en mi propia vida cómo comunicarme con el Señor en lo cotidiano, entendiendo que la oración va más allá del simple pedido. Al principio, en mi vida de fe, he pedido a Dios algo puntual y esperado de Él. Como quien va a un negocio a buscar algo que necesita y nada más…
Cuando comencé a comprender lo que era “buscar” en el Señor, empecé a experimentar la consagración en la oración. Ya no se trataba solamente “pedir”, sino “buscar”, y cuando uno busca, encuentra…
Hoy entiendo que la oración también es búsqueda, una búsqueda permanente en la cual puedo acceder a las respuestas que Dios tiene preparadas para mi a través de su Palabra. Y esto me compromete todos los días a poder escuchar la voz de Dios a través del testimonio de quienes nos precedieron en la fe.
Sigamos buscando agua fresca para nuestras vidas en la Palabra de Dios.

Señor, dame de beber esa agua fresca y pura que está en tu Palabra. Amén.

¿Ha cambiado tu forma de orar desde el principio del camino con Dios?
¿Has reflexionado en el sentido de la oración? ¿Cambiaron tus ideas a este respecto?
Tu oración, ¿también es búsqueda? ¿Estás dispuesto a encontrar?



Pastor Ariel Fernández

Iglesias Evangélicas Metodistas en Villa Mercedes, San Luis y Río Cuarto, Córdoba.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Tú tienes palabras de vida


“-¿También ustedes quieren marcharse? –Señor -contestó Simón Pedro-, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. Juan 6:67-68 NVI


En esos momentos donde uno se debate si el llamado al ministerio vale la pena, donde uno se cuestiona si viene de Dios o de la propia inventiva, golpeado por distintas crisis en la familia y la iglesia, lastimado y herido por las circunstancias, aparecen preguntas al Señor: los por qué y los para qué de los hechos, y quizás por sordera o por falta de discernimiento uno no escucha ni comprende la voz de Dios.

En esos momentos, el desierto se transforma en una metáfora que resume la sequedad que uno vivencia internamente, aun más me encontraba desorientado, con pocas fuerzas y decepcionado. ¿Esto era la vida abundante? ¿De esto se trataba el vivir por fe? ¿Era la Gracia la manifestación concreta del amor de Dios? ¿Jesús era mi Redentor? ¿El Espíritu Santo consolaba mi vida?

Hasta que este texto del evangelio de Juan que tantas veces había leído para predicar a otros y, lo había interpretado en su contexto para estudiarlo mejor, de repente golpeaba hoy a mi vida y de una manera insistente con la pregunta de Jesús a los doce que se transformaba en una pregunta personal: ¿acaso vos también te querés ir?

Esta pregunta me penetraba. Era más que una pregunta de mi lugar en la iglesia, esta pregunta tenaz iba más allá de un llamado al ministerio. Era una pregunta de relación, de existencia, de vida. ¿Querés hacer la tuya, querés recorrer tu propio camino, querés hacer tu propio destino, querés alejarte..?

Lejos de sentirme recriminado o abandonado o criticado, vivencie el sostén que produce el amor, la gracia que libera, la misericordia que llena el corazón. Y las palabras de Pedro se hicieron carne en mí ¿A quién iré Señor? Tan solo tu tienes palabras de Vida eterna.

Esa Gracia amorosa restaura, sana, fortalece, llena de visión y pasión la vida, para servir dentro o fuera de la iglesia, para vivir la vocación pastoral o tantas otras formas que Dios tiene para mostrarse con su Gloria. Esto nos lleva a proclamar con toda nuestra vida el evangelio de Jesús. Que es más que propagar una religión, es compartir la vida en Jesús con los demás.

Para reflexionar
¿Hemos vivido circunstancia que nos llevan a cuestionar a Dios?
¿Cómo hemos resuelto esas situaciones?
¿Cómo la Palabra de Dios es agua fresca para nuestros tiempos de angustia y dolor?
¿Cuál es tu respuesta a la pregunta de Jesús en el texto?
¿Qué enseñanza para la vida comunitaria podés compartir a través de este devocional?

Para escuchar: “Eres mi buen pastor”
http://www.youtube.com/watch?v=7W2hGBx-G9s

Fabián E. Rey
(Pastor Iglesia Evangélica Metodista en Arroyito, Rosario)

Devoción al Señor en el mes de la Biblia


“Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (II Timoteo 3:16-17. Reina Valera 1995)


Toda la escritura es inspirada por Dios. Nuestra devoción debe estar inspirada en la Palabra de Dios.

En este mes, los devocionales que compartimos estarán guiados por la Escritura, ese texto en particular que nos inspiró en un momento de nuestra vida. ¿Habrá alguno que nos esteré inspirando ahora mismo? ¿Habrá alguno que nos inspiró en algún momento particular que hemos tenido que atravesar? Anímese a compartirlo, a escribir sobre esa experiencia que le fue de bendición y puede serlo para otro hermano en este tiempo.

Demos gracias al Señor Todopoderoso que hace más de 2000 años nos dejó escritos versículos que nos guiarían en este 2010.

Gracias, Señor por tu Palabra, inspirada por Ti, de inspiración para nosotros hoy. Amén.


Pastora Silvina Cardoso

Editora

martes, 17 de agosto de 2010

Los niños y la fe


“...y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.” (II Timoteo 3:15)


Aún recuerdo con nostalgia cuando de niño empecé, por invitación de un compañerito de escuela y por gracia de Dios, en una Hora Feliz de una iglesia cristiana en las cercanías de mi casa.
Tengo presente a mi primera maestra que con las enseñanzas de la Palabra nos mantenía cautivos y absortos pensando e imaginando las peripecias de los primeros cristianos, las aventuras del rey David, el arca de Noé, la ballena de Jonás, Moisés y otros tantos personas que se hicieron modelos en mi vida.
A medida que fui creciendo, tal como lo hizo seguramente Timoteo, las escrituras fueron tomando otro protagonismo, no ya desde del mismo lugar de niño sino de un adulto en crecimiento.
Pablo le recuerda a su amigo Timoteo, que las enseñanzas de su abuela Loida fueron muy importantes para la sabiduría, pero no cualquier sabiduría, sino la que lleva a la salvación mediante la fe en nuestro Señor.
Esto nos lleva a pensar si cuando enseñamos a nuestros niños lo hacemos para cubrir un espacio que siempre estuvo, o lo hacemos para que los niños puedan conocer la fe puesta en nuestro Señor Jesucristo.

Oremos y actuemos para que los niños puedan encontrarse con Jesús a través de las historias que se encuentran en su palabra.

¿Aprendió historias bíblicas durante su niñez? ¿Cuál influyó más en su vida? ¿Quién se las enseñó?
¿Cuáles puede recordar hasta hoy? ¿Las vuelve a leer o sólo se basa en su memoria?
¿Recordamos en qué libro bíblico está cada una?
¿A cuántos niños les contó esas historias?
Cuando un niño nos pide un cuento (antes de dormir o durante el día), ¿le contamos Caperucita roja, Cenicienta, o Jonás, Sansón, Noé, Pablo?


Lo animamos a compartir en los comentarios cuál fue la historia que más influyó o recordó en su vida. Dios lo bendiga.


Autor: Héctor Valdivia (Willy)
Iglesia Evangélica Metodista en Alta Gracia, Córdoba.

viernes, 6 de agosto de 2010

Hora de ser como niños


“En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Si, Padre, porque así te agrado”
Mateo 11:25-26 (RV 1960)


En enero de este año nos mudamos a un nuevo barrio y a los pocos días nos dimos cuenta que nuestros hijos, uno de 4 y el otro de 1 año y medio ya se habían hecho de un grupo de amiguitos con quienes jugar, compartir sus juguetes y la merienda entre risas y juegos.


Mientras que nosotros los adultos tenemos cientos de condiciones y prejuicios antes de invitar a alguien a nuestra casa y comenzar a relacionarnos con ellos.


Al verlos tan espontáneos, auténticos y sin vueltas para relacionarse, sin importarles la edad, su condición cultural, credo o partido político, recuerdo las palabras de Jesús “porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños”.


Por otra parte, este texto empalma con Mateo 18,1-4, donde Jesús insiste en la necesidad de llegar a ser como niño para entrar al Reino de los cielos.


La distinción entre los sabios y entendidos por un lado y los niños, los simples e “inmaduros” por el otro trabaja sobre la dimensión paradójica, pero no arbitraria. Es un hecho que quienes se creen entendidos frecuentemente devienen en soberbios y autosuficientes.


Pidamos a nuestro buen Dios que nos haga cada día más como niños. Amén


¿Cómo te relacionabas con otras personas cuando eras niño? ¿Lo haces igual ahora? ¿Hay algo que quisieras tener en tu forma de relacionarte con otros y no tienes? ¿Se lo pediste al Señor?

Autora: S. Natalia Barrios
(Pastora en Gral Alvear, San Rafael
y Bowen, pcia de Mendoza)

martes, 3 de agosto de 2010

Bienvenidos


¡Nos alegra poder encontrarnos en éste, un espacio nuevo!

“La lectura devocional de la Biblia nos da un alimento espiritual insustituible para enfrentar el discipulado y la misión”, nos dice el pastor Raúl Sosa en su trabajo 7x7: 49 días al discipulado.

¿Alguna vez se preguntó si el espacio virtual podía tener alguna relación con la devoción a Jesucristo? ¿Si el espacio virtual le podía aportar algo a su espiritualidad? Le proponemos transformar algo “frío” como una computadora, en un espacio de devoción y comunión.

Espacio de devoción, donde distintos hermanos, de todo el país, nos compartirán testimonios (que se renovarán cada diez días) que seguramente le fortalecerán en su espíritu y le harán recordar y meditar en agradecimientos, confesiones e intercesiones frente al Señor.

Espacio de comunión, ya que lo que quiera compartir a partir del devocional lo puede compartir como comentario al blog o enviar a iglesiametodistargentina@gmail.com , desde donde se le contestarán dudas, comentarios y testimonios.

En el mes de agosto, a la luz de la realización del II Encuentro Nacional de Educación Cristiana de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, el tema guía será la niñez, la espiritualidad en relación a los niños. ¡Cuánto tenemos que aprender de ellos!

En la seguridad de que “Feliz el hombre (…) que pone su amor en la Ley del Señor y en ella medita noche y día” (Salmo 1:1-2), empezamos este espacio al cual lo invitamos a formar parte.

Es nuestra oración que le ayude a meditar en la Palabra del Señor, que sea de bendición, así como lo es para quienes lo preparamos,

Dios lo bendiga,



Pastora Silvina Cardoso
(editora)